En mayo de 1978 Roberto Escudero describió, como parte del prólogo del libro “México 68. Juventud y Revolución” que “era común para los participantes en el Movimiento del 68 que llegaban a la Facultad de Filosofía y Letras, observar a José Revueltas escribiendo, a cualquier hora del día o de la noche, en un escritorio que también, muy frecuentemente, le servía para tenderse en él y dormir y descansar algunas horas”. A continuación, y en el marco de la matanza del 2 de Octubre, atrocidad que no debe olvidarse, se reproduce uno de los textos, fechado en julio de 1968, en el que Revueltas llama a la crítica y al diálogo como formas de organización democráticas para la acción.

NUESTRA REVOLUCIÓN DE MAYO EN MÉXICO

No abandonar el recinto universitario por ningún concepto.

Contestar a la suspensión de clases con la autogestión académica.

¿Qué es la autogestión académica?

  • Proseguir los cursos dentro de los planes y fuera de ellos con la ayuda de maestros solidarios de los estudiantes.
  • Debatir cuestionar, refutar en mesas redondas, seminarios, asambleas, los problemas y las ideas de nuestro tiempo y nuestra sociedad. Aquí algunos temas candentes:

¿A dónde quieren conducirnos las viejas generaciones que manejan la política, el país, la sociedad y la cultura?

¿Tecnificación enajenante de la enseñanza superior o educación humana, libre racional y democrática?

Establecer el diálogo permanente de estudiantes y maestros dentro de un desarrollo al máximo de la libertad de cátedra.

Convertir en la Universidad en el elemento crítico más activo de la sociedad en que vivimos:

  • Por la libertad humana y civil.
  • Por una democracia integral, sin mediatizaciones de ninguna naturaleza.
  • Por un cambio social y económico en la base y en la superestructuras.

Aprender es controvertir: en esto reside una verdadera democracia del conocimiento que la Universidad debe encabezar y extender a todos los centros de enseñanza superior.

No gastar energía inútilmente, no ofrecer blanco al adversario, no lanzarnos a la calle hasta que la hayamos conquistado en la política.

Todo esto son las posiciones que no quieren los enemigos, persecutores y corruptores de la juventud, que adoptemos. Por eso debemos adoptarlas.

  • No debe contarse ya con las viejas e inoperantes organizaciones tradicionales del estudiantado, ni tampoco con los pequeños grupos doctrinarios, dogmáticos, ensimismados y sectarios. 

Hay que crear las más diversas formas de organización democrática para la acción, para el diálogo, para la controversia, amplias, constantes, incansables.

  • Comités, consejos, simposia, encuentros diálogos con escritores e intelectuales de todas las tendencias.

Esta es la forma de poner en movimiento la crítica universitaria. Esta es la forma de sacudir a México desde sus raíces.

¡Sepamos ser jóvenes! ¡A la tarea!

Ciudad universitaria, julio de 1968

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