A Claudia Sheinbaum Pardo:

Año 2024; histórico en más de un sentido, la mira en esta carta se enfocará en ti Claudia Sheinbaum Pardo. La mira de manera metafórica y cruda, porque esto se escribe lanzando una piedra como se lanza contra una ventana: con coraje y esperanza. Por lo tanto, con esta misiva pretendo romper la calma de quienes complacidos con sus logros descansan en Palacio Nacional, apremiándolos a restaurar el vidrio que nunca creyeron romperse. Nuestro México es la ventana, nuestro voto de confianza el cristal, asómate Claudia.

Eres la primera presidenta de la Republica de los Estados Unidos Mexicanos. La mujer que le ha tocado recibir de la mano de un hombre la banda como investidura de poder. La mujer que le debe el favor al hombre que fingió ser incluyente y protector de las mujeres en sus decisiones y su gobierno sólo por el hecho de abrir paso a la primera Presidenta de México, pero sabemos que es un logro para él no para ti.

Sabias bien que sería tuya, esa banda tricolor, ya estaba pactado patriarcalmente, sabias que habría de darse, cuánto nos costaría a todas y lo aceptaste, disfrazando tu “logro” con los de nuestra lucha, la de todas las mujeres.

Tomar el poder no te ha tomado por sorpresa; pues como el resto de tu vida, el privilegio te ha facilitado las decisiones en tu pasado. En un país tan desigual ¡que más quisieran muchas personas! estar en condiciones de aspirar a la presidencia: ser cabeza de familia, activista social, estudiante, científica y política al mismo tiempo.

¿Dinos Claudia, qué pasará con nosotras? ¿Qué va a pasar con la reforma laboral? ¿Con la reforma en el sistema de salud? ¿Qué va a pasar con las personas desaparecidas? ¿Qué va a pasar con la impunidad? ¿Qué pasará con las mujeres presas esperando sentencia? ¿Con las personas sin privilegios a quienes nos urgen más que entren en vigor otras reformas que la judicial? Incógnitas que para zozobra de tu partido  deberían hundírseles como dagas, a falta de vergüenza de llamar aliado  a un tal Yunes a quienes otros llaman traidor, otra persona non grata a quienes sus privilegios ya dados no le fueron suficientes.

¡No fue el voto popular consciente el que te hizo presidenta! Fue la inercia que mueve masas, la misma por la que votaron por Milley o por Trump, la misma de quien pide agua cuando se atraganta: es decir, la pura desesperación.

Te hizo presidenta un hombre, no por demeritar tus logros sino porque al igual que nosotras sabes bien cómo funciona la política en la incipiente y sucia democracia mexicana: aun machista, aun discriminatoria, aun racista, aun feminicida.

Sabemos bien desde la izquierda feminista que le debes a un hombre lo que por derecho propio se nos ha negado a todas. Reconocemos el poder simbólico que representas, pero nos queda la duda de saber si para ti también implica una transformación real de las estructuras patriarcales, pues en tus argumentos de campaña no había propuestas que desafiaran la ideología machista de nuestro país. ¿Será que eres demasiado “cabrona” o demasiado complaciente? el único consuelo que nos queda es valorarte por tu bien recibida herencia:  que en un país tan desigual eres mujer y eres científica.

A pesar de todo esto; me inclino por augurar el comienzo del desarrollo social real en México con un gobierno que al menos a diferencia del sexenio que está por terminar, tome decisiones basadas en datos, ciencia y políticas públicas fundamentadas en evidencia. Quizás tu enfoque técnico y analítico ayude a enfrentar los problemas con el narco, la explotación laboral y la violencia de género; por lo tanto, lo menos que podemos esperar es que lideres realmente un gobierno racional y científico, dejando a un lado dogmas políticos que a estas alturas del siglo XXI, resultan anacrónicos.

Queremos creer que sabes el tamaño de las exigencias en materia de género que te demandaremos. Queremos creer que en el año 2030 quizás aunque incumplas los supuestos ideales de la “cuarta transformación», al menos al pagar tu deuda patriarcal tendrás la capacidad para dejar limpio el camino para que ahora si dentro de algunos años, podamos presumir la primera mujer que realmente gobierne desde la presidencia de México, sin deberle el favor al patriarcado.

Es el reciente grito que se escucha de la muchedumbre que ha cambiado de: ¡Obrador! a: ¡Dictador! (al recibirlo en Veracruz en vísperas de dejar la Presidencia), un presagio de inicio en tu sexenio. El resto queda en tus manos.

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